Nacida en Castelldefels, vivió en Londres y Nueva York antes de triunfar en Miami. La actriz y modelo posa con sus favoritos veraniegos y nos habla de esfuerzo y sueños por cumplir.
Claudia Bouza lleva cazadora de Sézane, camiseta de Mango y culotte y bañador de ERES. Las botas son de Mascaró.
Pruebas de maquillaje, sesiones de fotos, castings, rodajes, entrevistas, alfombras rojas… y vuelta a empezar. La vida de Claudia Bouza es agotadora pero apasionante. Nacida en Castelldefels, Barcelona, tuvo muy claro desde niña que lo suyo era estar delante de una cámara –como modelo o como actriz– o, en su defecto, subida a un escenario frente a la afilada mirada del público. Desde entonces, todos sus esfuerzos se han centrado en conseguirlo.
Si le preguntas qué le hizo querer dejar su huella en el mundo del espectáculo, lo tiene claro: «Hay una película que siempre me ha inspirado, El bar Coyote. La protagonista se va de casa para perseguir sus sueños. Empieza como camarera en un bar y al final muestra su talento y consigue dar conciertos en Nueva York », confiesa Bouza sobre la película que quizás haya visto más veces a lo largo de su vida. «La vi como 20 veces y siempre pensaba en ponerme yo en esa situación; eran sueños que creía inalcanzables».
Pero el trabajo le ha llevado a convertirse en su propia Violet Sanford, el nombre del personaje del filme. Salvando las distancias, claro: Bouza no se dedica a la industria musical –aunque siempre le ha gustado, «de hecho, toco el piano y canto»–, pero se ha creado un hueco en el modelaje y la actuación.
Hasta llegar ahí, ha tenido que pagar un peaje muy alto, repleto de sacrificios. El primero: mudarse a Londres cuando apenas era una adolescente y alejarse de su familia para perseguir su sueño. «Estudié Periodismo en Londres, porque quería perfeccionar mi inglés, quería escribirlo y hablarlo perfectamente. Ha sido algo esencial para desarrollar mi carrera profesional», explica, aunque reconoce que le hubiera encantado cursar Derecho.
Cuando terminó, en 2018, se mudó a Nueva York para asistir a clases en el Instituto de Teatro y Cine de Lee Strasberg, donde actores de todo el mundo se forman en su conocido método. Poco después llegaron sus primeros trabajos, en los cortos Faces, Te cuelgo y Deathcember. Pero la pandemia obligó a Bouza a hacer la maleta de nuevo para trasladarse a Miami, donde todo cambió.
Crecimiento exponencial
«La modelo española que arrasa en USA y aparece en el último videoclip de Nicky Jam», rezaban los titulares de los medios nacionales durante el verano de 2021. Hablaban de Claudia Bouza. El reconocido músico, una de las leyendas del reguetón, lanzaba entonces su sencillo Miami, con la española como protagonista del videoclip. Es toda una ironía que el nombre de la ciudad en la que ha triunfado sea también el de la canción que le dio sus primeros titulares.
La ciudad más abierta y famosa de Florida también lo fue durante la pandemia: «Nos cerraron todo y por eso acabé en Miami, donde todo estaba abierto», reconoce. Allí había más trabajo y los castings y las campañas de publicidad no cesaron ni en los peores meses de confinamiento. Al contrario que en la mayor parte del mundo.
Luego también recaló en España durante unos meses, para el rodaje del largometraje que ha sido su proyecto más importante hasta la fecha: Asombrosa Elisa (2022), cuyo cartel compartió con Silvia Abascal, entre otros conocidos nombres. De ella, cuenta, aprendió que el trabajo en la interpretación también puede ser fácil. «Es la suerte de coincidir con grandes actores».
Era la gran primera película española de Bouza, pero las oportunidades le hicieron volver a Miami para seguir creciendo. Algunas de las campañas que más ilusión le han hecho han sido con la firma de maquillaje MAC y con una de las joyerías más virales en Estados Unidos.
Ahora, avanza con la mirada puesta en el mercado latinoamericano, sin dejar de lado el patrio. «Me encanta mi país y me encantaría volver». Puede que esa oportunidad esté más cerca que nunca.
Sin embargo, no todo es de color de rosa. Lo que no se ve del mundo del espectáculo es que, antes de recibir los síes más importantes de su vida, cada artista ha recibido incontables noes. «Cuando tenía 16 años y no me daban un casting era horrible, lloraba mucho«.
«Me quedaba en casa cuatro días. No entendía nada», confiesa Bouza. Sin embargo, el tiempo y la experiencia le han hecho entender. « Ahora sé que tener una prueba ya es un privilegio. Siempre voy bien preparada e intento dejar huella. Si no me dan el papel, no depende de mí».
Y asegura que muchas de las oportunidades que ha conseguido hasta ahora se han dado de forma más orgánica: «He hecho muchos castings en los que he llegado hasta el final y luego no se ha dado. Los síes me suelen llegar de forma más espontánea, no sé por qué».
Ahora, Claudia se encuentra en un punto de su carrera en el que considera que aún debe hacer «sacrificios» y trabajos que, aunque no sean los que más le gustarían, le darán visibilidad para conseguir lo que quiere: papeles de profundidad.
« Sé que voy a poder mostrar al mundo mi preparación de todos estos años. Aquí hay más que un físico», señala rotunda. «Son muchas horas de estudio y es muy difícil, pero a veces me sorprendo a mí misma cuando me pongo una meta», asegura.
Y apunta: «Me encantaría poder demostrar todo mi potencial en un papel en un thriller psicológico». Mientras tanto, tal vez llegue una película de casos sin resolver.
Maquillaje y peluquería: Ricardo Calero. Asistente de fotografía: Pedro Urech. Asistente de estilismo: María Monreal.