El intérprete malagueño es un firme defensor de la dieta mediterránea y del ejercicio como pilares fundamentales del día a día.
Si Hollywood fuera un país y contase con una embajada española, Antonio Banderas formaría parte del selecto grupo de altos cargos que representaría el cine patrio en dicho estado. Su recorrido por los estudios del séptimo arte norteamericano es dilatado: desde su mítico papel como el Zorro hasta el doblaje del Gato con Botas en Shrek y pasando por sus relevantes apariciones en filmes como Entrevista con el vampiro, La casa de los espíritus, Philadelphia o Indiana Jones y el Dial del Destino.
Semejante trayectoria solo puede ser mantenida desde un estilo de vida saludable o que, por lo menos, aspire a serlo. El intérprete español es un firme defensor de la dieta mediterránea, del ejercicio y de una buena alimentación como pilares fundamentales que deberían sostener cualquier día a día.
Esta filosofía se vio potenciada todavía más desde el pequeño infarto que le sorprendió en Londres, allá por 2017. Aquello le obligó a vigilar y cuidar sus hábitos para alejar cualquier posibilidad de que se repitiera. Y es ahí donde ha encontrado su mejor versión, tal y como él mismo ha revelado y recoge la revista Men’s Health, gracias, entre otras cosas, a algunas medidas que ha tomado y que incluyen el recorte de ciertos alimentos que antes consumía con mayor frecuencia.
“Confieso que desde que tuve el percance con el corazón como menos carne roja y he tenido que reducir mucho su consumo”, dice, añadiendo que, además, practica ejercicio para hacer todavía más completa su rutina: “Corro unos 10 kilómetros cada dos o tres días para sentirme en forma y dar salud a mi corazón”.\
Esto, además, lo combina con una estabilidad mental que le producen otras actividades típicas de la más pura cotidianidad. Como la cocina. “No tengo ningún secreto en la cocina y trato de guisar cosas que sé que me van a hacer bien a mí, y cocinar me relaja muchísimo”, asegura.