Cuarenta años después de la muerte del torero en Pozoblanco,
sus enseres personales continúan siendo objeto de disputas y quebraderos de cabeza,
especialmente para su viuda, que no quiso entregar a Fran y Cayetano, los hijos que el diestro había tenido con Carmen Ordóñez, lo que les correspondía.
La aparición de unos capotes en venta a través de una conocida plataforma de internet hace unos días puso sobreaviso a sus hijos sobre el paradero de los ‘trastos’,
que viajaron a Sevilla después de que Isabel Pantoja abandonara Cantora. La filtración ha enfurecido a la cantante y también a su hermano Agustín, que han dado la orden de trasladarlo todo a una nueva y secreta ubicación.
Los hermanos Pantoja están seguros de que la filtración ha llegado a la prensa por un nuevo ‘topo’ entre sus filas. Desde Tardear han explicado que recibieron una avalancha de mensajes en el programa: “Decían conocer la ubicación exacta de los trastos de toreo y señalaban la zapatería que regenta una conocida familia en Montequinto, Sevilla”, han asegurado. La dependienta de la misma lo ha negado mientras los vecinos del pueblo han afirmado: “Están en el almacén de la tienda”. Leticia Requejo, por su parte, insistía: “No está en el almacén de la tienda, sino en el garaje de la casa”.
Los hijos del difunto Paquirri no se han manifestado por el momento. Hace unos días, Fran Rivera rechazó comprar el capote de su padre, a la venta por 5000 euros: “Si me lo regaláis…”, dijo. Por su parte Cayetano, con el que la propietaria del capote aseguró haber hablado para dárselo hace años, echó balones fuera: “No sé de qué me hablas, no sé nada…”, respondió a la prensa. Los hermanos han pasado página. Hace años que trataron de llegar a un acuerdo con Pantoja a través de Kiko Rivera, sin éxito. También contrataron abogados y llevaron el caso al juzgado, donde ganaron. Nada sirvió para recuperar lo que les pertenece y Fran aseguró hace unos meses: “Ya no tengo ninguna esperanza”.
Entre los trastos que dejó el diestro a su muerte, hay un trofeo de oro Cristo de los Milagros, cuyo valor asciende a 30.000 euros, cuatro capotes de paseo bordados en oro (25.000 euros), una cruz de Caravaca de oro (1000 euros), una cruz negra (300 euros), tres medallas con cordón (10.000 euros cada una), un crucifijo (500 euros) y un fundón de piel (15.000 euros), entre otras cosas. La suma superaría el millón de euros. Según Pepi Valladares, ex empleada de Cantora, el nuevo destino de todos estos objetos podría ser Cádiz, donde la tonadillera tiene buenas amigas.