Maria Patiño Al Borde Del Precipicio: Su Karma, Maldad, Trampas, Su “san Martin”
Maria Patiño Al Borde Del Precipicio: Su Karma, Maldad, Trampas, Su “san Martin”
En los últimos años, la palabra “karma” ha rondado constantemente a Patiño.
No solo por los escándalos en los que se ha visto envuelta, sino también por su manera de abordar las vidas de los demás: sin filtros, sin tregua, sin piedad.
Para muchos espectadores, el trato que ha dado a los personajes públicos durante años está comenzando a volverse en su contra.
Desde la forma en la que abordó la separación de Rocío Carrasco y Antonio David Flores, hasta las tensiones con Belén Esteban o Kiko Matamoros, Patiño ha jugado con fuego y ahora, dicen muchos, está pagando el precio.
En redes sociales, los comentarios son cada vez más duros: “Ha vivido del sufrimiento de otros, y ahora le toca a ella“, dicen algunos usuarios.
No se puede negar que María Patiño tiene una enorme capacidad para sostener la tensión en plató.
Su presencia genera interés, discusión, y a veces, incomodidad.
Pero ese estilo tan directo y agresivo ha hecho que muchos la señalen como una periodista sin escrúpulos, capaz de cruzar cualquier línea con tal de obtener una exclusiva o mantener el foco.
Hay quienes aseguran que, más que malicia, su actitud responde a un personaje que ha tenido que adoptar para sobrevivir en una industria cruel.
Sin embargo, otros ven en su comportamiento una actitud auténticamente nociva, que ha hecho daño a muchas personas —dentro y fuera del plató.
Uno de los aspectos más criticados del trabajo de Patiño ha sido el uso de trampas mediáticas: filtraciones interesadas, entrevistas forzadas, titulares tergiversados o insinuaciones disfrazadas de información contrastada.
En muchos casos, incluso sus propios compañeros han tenido que desmentir o corregir sus afirmaciones en directo.
Además, ha sido señalada por manipular la narrativa en algunos programas para favorecer ciertos intereses —ya sea de productoras, directores o de su propia agenda personal.
Esto ha generado un profundo desgaste en su credibilidad y ha alimentado una percepción negativa de su figura.
El refrán “A todo cerdo le llega su San Martín” ha sido usado con frecuencia por algunos medios y usuarios de redes sociales para referirse al momento actual de María Patiño.
Con la cancelación de Sálvame y Socialité, la periodista ha perdido gran parte de su visibilidad mediática.
Ya no tiene el espacio diario donde podía ejercer control sobre su narrativa y su personaje televisivo.
Por primera vez en muchos años, María Patiño parece haber quedado fuera del foco, en una industria que cambia rápido y que no perdona el desgaste.
Su intento de reinventarse a través de redes sociales o de colaboraciones puntuales aún no ha dado frutos reales.
Su “San Martín” podría estar siendo no solo una caída laboral, sino también un ajuste de cuentas emocional y reputacional.
A pesar de todo, Patiño tiene una base fiel de seguidores que la defienden como una profesional que ha sabido mantenerse en un entorno hostil, donde las mujeres lo han tenido mucho más difícil.
Algunos creen que todavía puede reinventarse, limpiar su imagen y volver con un formato nuevo, más humano, más reflexivo.
Quizás el verdadero reto de María Patiño no esté en encontrar otro plató, sino en aprender a narrarse a sí misma desde otro lugar: menos agresivo, más auténtico y vulnerable, algo que muchos de sus antiguos compañeros han conseguido con éxito.
La historia de María Patiño no es solo la de una presentadora polémica.
Es también el reflejo de un modelo de televisión en declive, de una sociedad que comienza a exigir otro tipo de contenidos y de personajes públicos que han vivido del escándalo y ahora enfrentan las consecuencias.
Hoy, más que nunca, la periodista está frente a un espejo incómodo: ¿fue realmente víctima del sistema o cómplice de él? Su “precipicio” no es solo profesional, sino también ético.
Y aunque aún no se ha desplomado del todo, el abismo está cerca… y todo depende de si decide saltar, reconstruirse o aferrarse a un pasado que ya no tiene espacio en la nueva televisión.