Con una carrera que atravesó generaciones, Rubby no solo fue una voz poderosa, sino también una figura emblemática del merengue dominicano, admirado por su talento y carisma.
Pero en medio de homenajes, lágrimas y recuerdos, la bomba estalló cuando su hijo mayor, en una transmisión en vivo a través de sus redes sociales, decidió decir lo que –según él– había sido callado durante décadas: “Mi padre no fue quien ustedes creen que fue”.
Con el rostro visiblemente afectado, pero con una determinación fría, el hijo de Rubby comenzó relatando episodios desconocidos de la vida privada del cantante.
Lo que al principio parecía un simple tributo, se convirtió rápidamente en un desfile de confesiones perturbadoras.
“Amé a mi padre, pero no puedo quedarme callado.
Su imagen pública era una, pero en casa, era otra muy distinta”, dijo entre pausas que parecían tragarse las palabras.
Uno de los puntos más impactantes de la confesión fue la mención de una supuesta doble vida.
Según su relato, Rubby Pérez habría sostenido relaciones paralelas durante años, generando una red de mentiras que afectó profundamente a su familia.
Pero lo más oscuro vino después: su hijo afirmó que su padre habría sido víctima de manipulación, traición financiera y abuso de confianza por parte de personas de su entorno íntimo… y que lo sabían.
“Lo tenían controlado, lo drenaban, lo usaban.
Y cuando ya no les servía, lo dejaron solo”, declaró con los ojos enrojecidos.
También habló de la salud mental de Rubby en sus últimos años.
Contrario a la imagen alegre y fuerte que siempre proyectó, el cantante habría estado batallando con episodios de depresión severa, crisis de ansiedad y aislamiento.
Su hijo aseguró que muchas veces pidió ayuda, pero fue silenciado por quienes lo rodeaban, temiendo que esa verdad manchara su imagen pública.
“A él le dolía más fingir que estar enfermo.
Vivía en una cárcel de aplausos”, dijo.
La revelación más escalofriante vino hacia el final de su mensaje, cuando sugirió que la muerte de Rubby podría no haber sido tan “natural” como se reportó.
Sin dar detalles explícitos, dejó entrever que existieron circunstancias sospechosas en sus últimos días.
“No voy a acusar a nadie, pero hay cosas que no cuadran.
Y tarde o temprano, todo saldrá a la luz”, afirmó.
Esa sola frase bastó para que medios, fans y especialistas comenzaran a especular en masa.
La familia de Rubby no tardó en pronunciarse.
Mientras algunos parientes cercanos desmintieron las acusaciones, otros optaron por el silencio absoluto, alimentando aún más las teorías que ya se esparcían como pólvora en redes sociales.
La opinión pública está completamente dividida: unos acusan al hijo de oportunismo, mientras otros lo ven como la única voz valiente en medio de una trama de poder, silencio y apariencias.
Entre los seguidores de Rubby, el desconcierto es total.
Muchos se preguntan si realmente conocían al hombre detrás de los reflectores.
Otros, en cambio, defienden su legado artístico con uñas y dientes, asegurando que sus méritos musicales no deben ser opacados por cuestiones personales.
Mientras tanto, la investigación sobre su fallecimiento podría reabrirse si las declaraciones de su hijo son tomadas en cuenta por las autoridades.
Lo que está claro es que la muerte de Rubby Pérez no ha sido el punto final de su historia, sino el comienzo de un capítulo más sombrío y polémico de lo que nadie imaginó.
El ídolo se fue… pero con él se llevó secretos que ahora comienzan a salir a flote.
Y lo que su hijo ha revelado, amenaza con cambiar para siempre la forma en que el mundo recordará a Rubby Pérez.
Porque a veces, el silencio es más escandaloso que la verdad.