Luego de años de especulaciones, rumores y silencios estratégicos, la reconocida actriz argentina ha roto el hermetismo que rodeó gran parte de su vida personal y profesional.
En una entrevista íntima y emotiva, Andrea confesó que, durante buena parte de su carrera, se sintió atrapada en un personaje que no siempre representaba quién era realmente.
Detrás de la figura dulce, romántica y casi perfecta que el público conocía, existía una mujer que luchaba internamente con presiones, miedos y decisiones que no siempre fueron propias.
Andrea del Boca admitió que muchas veces actuó no por pasión, sino por obligación, tratando de cumplir expectativas ajenas, especialmente dentro del entorno familiar.
Reveló que, durante años, sintió que su voz estaba silenciada y que su imagen era manejada como un producto.
Las decisiones profesionales no siempre pasaban por sus manos, y hubo etapas en las que quiso alejarse de todo, pero no pudo.
También habló de las críticas que la acompañaron, de los escándalos que dañaron su reputación, y de cómo aprendió a reconstruirse lejos de las cámaras.
A pesar de todo, no hay rencor en su voz, solo una especie de paz serena.
Reconoce que su vida estuvo marcada por momentos de gloria, pero también por profundas heridas que debió aprender a sanar sola.
El camino hacia la libertad personal le llevó años, pero hoy afirma sentirse más dueña de sí misma que nunca.
No reniega de su pasado, pero tampoco lo idealiza.
Entiende que, para ser fiel a quien es, debía contar su verdad, esa que por tanto tiempo quedó oculta tras los flashes y los guiones.
Su confesión ha generado una fuerte reacción en el público y en los medios.
Muchos han aplaudido su valentía por hablar sin filtros, por mostrar su lado más humano, más allá del mito.
Andrea del Boca, a los 59 años, se ha quitado la armadura con la que sobrevivió en el mundo del espectáculo.