En el mundo del espectáculo mexicano, donde las leyendas y los rumores se mezclan con la misma facilidad que las luces del escenario, un nuevo escándalo ha estallado y amenaza con sacudir los cimientos de la televisión nacional. Galilea Montijo, una de las conductoras más queridas y polémicas de la pantalla chica, ha sido señalada nada menos que por un exalto directivo de Televisa, quien asegura que la presentadora llevó una “doble vida” antes de alcanzar la fama.
La acusación es tan directa como explosiva: “Galilea Montijo fue teibolera”. La frase, pronunciada durante una entrevista no autorizada, ha encendido las redes sociales y dividido al público entre la incredulidad, el morbo y la indignación.
EL ORIGEN DE LA BOMBA
El exdirectivo, cuyo nombre ha sido parcialmente revelado para “proteger su integridad”, trabajó durante más de dos décadas en la empresa y asegura que conoció a Montijo desde sus inicios, mucho antes de convertirse en la estrella de programas como Hoy.
“Yo la vi llegar. Sé de dónde viene y lo que tuvo que hacer para entrar en este medio. No juzgo, pero no voy a seguir protegiendo una mentira”, afirmó en una declaración grabada que circula en redes.
Según su testimonio, en la década de los 90 Galilea habría trabajado en un club nocturno de Guadalajara como bailarina exótica. Aunque no menciona el nombre del establecimiento, sí asegura que varios productores y figuras del medio asistían regularmente y la recuerdan perfectamente.
LA SUPUESTA “DOBLE VIDA”
El directivo describe que, mientras Montijo intentaba abrirse camino en certámenes de belleza y castings televisivos, también se ganaba la vida en espectáculos nocturnos, donde —según él— mostraba un carisma y seguridad que más tarde trasladó a la pantalla.
“Era profesional en lo que hacía, siempre con presencia. Pero no se puede negar que esa etapa existió”, comentó.
Para él, el verdadero problema no es el pasado laboral de la conductora, sino lo que llama “el pacto de silencio” entre figuras y ejecutivos para mantener esa parte de su vida oculta, construyendo en cambio una imagen pública “limpia” y “perfecta” para la audiencia familiar.
EL PACTO DE SILENCIO
La afirmación de un “pacto” no es menor. El exdirectivo asegura que, durante años, la empresa protegió a varias de sus figuras de posibles escándalos, evitando que ciertos datos llegaran a la prensa. Esto, según él, incluía acuerdos con revistas, programas de espectáculos y periodistas influyentes.
“Había carpetas enteras con información que nunca salió a la luz. Se manejaba todo con cuidado para que las estrellas siguieran vendiendo la imagen que necesitábamos”, afirmó.
REACTIONS INMEDIATAS
Apenas la declaración se hizo viral, las redes sociales se llenaron de mensajes. En Twitter, el hashtag #GalileaTeibolera se convirtió en tendencia en cuestión de horas. Algunos usuarios publicaron viejas fotos y videos de la presentadora, insinuando que podrían ser de esa etapa, mientras otros denunciaron la invasión a su vida privada.
En Facebook, grupos de fanáticos defendieron a Galilea con mensajes de apoyo, acusando al exdirectivo de querer lucrar con un rumor sin pruebas concretas.
GALILEA ROMPE EL SILENCIO
Ante la presión mediática, Galilea Montijo publicó un breve video en su cuenta de Instagram. Con gesto serio, dijo:
“Estoy cansada de que se inventen cosas sobre mí. No voy a responder a chismes de gente que busca colgarse de mi nombre. Mi carrera habla por sí sola.”
No hubo mención directa al término “teibolera”, pero su tono dejaba claro que consideraba la acusación una calumnia.
EL PESO DEL PASADO EN EL PRESENTE
Este tipo de señalamientos no es nuevo para Galilea. A lo largo de su carrera, ha enfrentado rumores sobre supuestos romances con políticos, favores dentro de la industria y disputas con colegas. Sin embargo, pocas veces una acusación ha venido de alguien que trabajó dentro de la misma empresa que la lanzó al estrellato.
Expertos en medios advierten que, aunque un escándalo así puede generar un golpe mediático, también puede reforzar la figura pública de un artista si logra manejarlo con astucia. “El público mexicano tiene una memoria corta para el escándalo, pero larga para el carisma”, comentó un analista de farándula.
¿VERDAD O ESTRATEGIA?
Algunos periodistas especializados creen que la declaración del exdirectivo podría formar parte de una estrategia de venganza o de autopromoción. En los últimos años, varios exmiembros de Televisa han utilizado sus experiencias para publicar libros o dar entrevistas reveladoras que generan ingresos y atención mediática.
Otros consideran que la acusación podría tener algo de verdad, pero que magnificarla como “secreto escandaloso” es parte de un juego para captar la atención del público.
LO QUE DICE LA LEY
Legalmente, la acusación no constituye un delito, pero sí podría derivar en una demanda por difamación si Galilea decide llevar el caso a instancias judiciales. Sin embargo, esto también implicaría abrir la puerta a una investigación mediática más profunda, algo que pocas figuras públicas se atreven a hacer.
EL FUTURO DE GALILEA
Mientras tanto, Montijo continúa con sus compromisos laborales. El programa Hoy no ha hecho mención alguna al tema, y sus compañeros de conducción han evitado referirse a la polémica. Fuentes cercanas a la producción aseguran que no hay planes de suspenderla ni de modificar su papel en el matutino.
“Ella está acostumbrada a la presión. Ha pasado por cosas peores y siempre sale adelante”, comentó una persona de su círculo cercano.
EL MORBO CONTINÚA
Lo cierto es que, sea verdad o no, el morbo ya está instalado. Las búsquedas relacionadas con “Galilea Montijo pasado” se han disparado en Google, y los programas de espectáculos han encontrado en este tema un festín de contenido para varios días.
En un medio donde la línea entre la verdad y la ficción es cada vez más difusa, el público queda atrapado en el juego de versiones y contra versiones, sin saber con certeza dónde termina el rumor y dónde comienza la realidad.
Por ahora, el escándalo sigue ardiendo, y la figura de Galilea Montijo, lejos de apagarse, vuelve a ocupar titulares… aunque no necesariamente por las razones que ella habría elegido.