Con una Catedral Primada colmada de familiares, amigos, seguidores y figuras políticas, este miércoles 13 de agosto se llevó a cabo la misa en memoria del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, fallecido en la madrugada del pasado lunes 11 de agosto tras dos meses de una intensa batalla por su vida en la Fundación Santa Fe de Bogotá.
En medio de un profundo silencio y con lágrimas en los ojos, María Claudia Tarazona, esposa del dirigente político,
se dirigió a los asistentes para rendir un sentido homenaje a quien calificó como “el más grande guerrero” y “el amor de su vida”.
“Miguel estuvo en cuidados intensivos dos meses y luchó por mantenerse con vida. Sus médicos, en cabeza del doctor Hakim, y todos sus enfermeros lo dieron todo. Nos cuidaron, nos miraron con compasión. Son el ejemplo de un equipo inigualable”, afirmó, reconociendo el esfuerzo del personal médico que acompañó al senador hasta sus últimos momentos.

Tarazona recordó a Uribe Turbay como un hombre polifacético: músico, campeón de golf, soñador incansable, noble y profundamente comprometido con su familia. “El más importante de sus sueños era que Alejandro y las niñas no vivieran lo que él vivió a los cuatro años. Soñaba con no perderse un minuto de la vida de Alejandro, y hoy desde el cielo cumplirá ese sueño”, expresó con la voz entrecortada.
Durante su intervención, también evocó el amor que su esposo entregó a su familia, destacando el vínculo inquebrantable con su hijo y el cariño paternal hacia María, Emilia e Isabela, a quienes acogió como propias. “Fue un hombre apasionado en el amor hacia mí… un amor tan grande que me alcanza para el resto de mi vida”, dijo.
María Claudia no solo habló de la faceta íntima del senador, sino también de su visión política. Resaltó que Uribe Turbay defendía una “política decente, honesta y con propósito” y que creía firmemente en la seguridad y la justicia como pilares para alcanzar la paz.
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“La muerte de Miguel y de cientos de policías y militares que mueren a causa de la violencia no pueden quedar en vano. Los buenos somos más y el bien siempre prevalecerá”, afirmó, haciendo un llamado a la unidad nacional y al rechazo del odio y la venganza.
El discurso, que conmovió hasta las lágrimas a los presentes, cerró con una declaración de amor eterno: “Gracias por estos años de felicidad absoluta… Te voy a amar cada momento de mi vida hasta que llegue mi momento de reunirme contigo en el cielo”.

Foto: Ig @maclaudiat
Con esta despedida, María Claudia Tarazona no solo recordó al esposo y padre, sino al líder político que, según sus palabras, entregó su vida por un país sin violencia, dejando como legado la esperanza y la convicción de que “el amor siempre debe reinar sobre el odio”.
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