Lo que debía ser unas vacaciones tranquilas en Mazatlán para un joven de 21 años terminó convirtiéndose en uno de los casos de desaparición más controvertidos del año.
La desaparición de Carlos Emilio Galván no solo sorprendió por su abrupto final, sino por las imágenes de las cámaras de seguridad que, lejos de aclarar el caso, han abierto nuevas interrogantes.
No se observan golpes, no hay armas, no hay señales evidentes de coerción, pero tampoco existe una prueba concluyente de que él se marchó por voluntad propia.
Los segundos entre cada toma de video están transformando el caso en un rompecabezas inquietante para las autoridades y una agonía para su familia.

Carlos Emilio Galván, originario de Durango, era descrito por su familia como un joven talentoso, recién egresado de Gastronomía y con una prometedora carrera deportiva.
Viajó a Mazatlán acompañado de familiares para disfrutar unos días de descanso, y la madrugada del 5 de octubre debía ser una noche sin complicaciones.
Sin embargo, todo cambió en el instante en que se levantó para ir al baño alrededor de las dos de la mañana. A partir de ese momento, nadie volvió a verlo.
Más de seis semanas después, el Vicefiscal de la zona sur de Sinaloa, Isaac Aguayo Roacho, reveló detalles obtenidos de las cámaras de vigilancia del bar Terraza Valentino.
En las imágenes se observa a Carlos Emilio abandonar su mesa y salir por una puerta lateral acompañado de dos hombres desconocidos.

Los tres caminan hacia una camioneta estacionada a pocos metros del establecimiento. Lo que ha generado un fuerte debate público es que las imágenes muestran a Carlos Emilio caminando por su propio pie, sin que aparezca ningún gesto de amenaza, empujón o fuerza física evidente.
Sin embargo, la ausencia de violencia visible no descarta que pudiera haber sido engañado, manipulado o controlado mediante otros métodos difíciles de percibir en video.
La Fiscalía de Sinaloa ha ejecutado diversas acciones de investigación, incluyendo cateos en cinco lugares relacionados con el caso, entre ellos Terraza Valentino.
Las autoridades han logrado identificar a las personas que aparecen junto al joven en los videos y han rastreado los vehículos implicados.

Aun así, la evidencia sigue siendo insuficiente para reconstruir completamente el trayecto de Carlos Emilio después de subir a la camioneta. La mala calidad de algunas imágenes, los puntos ciegos y la falta de grabaciones en áreas cercanas continúan alimentando las dudas.
El Vicefiscal Aguayo Roacho afirmó que los equipos siguen analizando información y que se espera determinar si el joven salió de manera voluntaria o si fue víctima de un delito ejecutado con mayor sofisticación.
El caso tomó aún más relevancia pública debido a la participación indirecta de Ricardo Velarde Cárdenas, propietario de Terraza Valentino y, hasta hace poco, Secretario de Economía del Gobierno de Sinaloa.
Su renuncia repentina, según dijo, busca garantizar la transparencia de la investigación y evitar cualquier conflicto de interés.

La explicación calmó a algunos sectores, pero también avivó especulaciones sobre qué podría estar ocultándose tras el episodio ocurrido en su establecimiento.
Mientras tanto, la familia de Carlos Emilio vive en una mezcla de dolor y esperanza. Su madre, Brenda Valenzuela Gil, continúa exigiendo avances y pidiendo a la ciudadanía cualquier dato que pueda ayudar a localizar a su hijo.
Cada día aumenta la presión sobre las autoridades, mientras Durango y Sinaloa aguardan respuestas claras y verificables.
La desaparición de Carlos Emilio Galván se ha convertido en uno de los casos más inquietantes de Mazatlán.
Lo ocurrido tras la puerta lateral de Terraza Valentino pudo haber durado apenas unos minutos, pero las repercusiones continúan estremeciendo a dos estados. A medida que avanza la investigación, la sociedad solo puede esperar que la verdad salga a la luz y que el joven sea encontrado con vida.