Su legado musical marcó generaciones y su talento lo convirtió en un ícono cultural.Sin embargo, detrás de su brillante carrera y su voz inolvidable, se esconde una historia llena de misterio, dolor y controversias que solo ahora, a 30 años de su fallecimiento, comienzan a salir a la luz gracias a las declaraciones de su hija menor, Sarita Sosa.
El 28 de septiembre de 2019, el mundo perdió a José José, quien falleció a los 71 años en un hospital de Homestead, Florida.
La causa oficial fue cáncer de páncreas, un diagnóstico que el propio cantante había confirmado públicamente dos años antes.
Su muerte conmocionó a México y a toda la comunidad hispanohablante, que lamentó la pérdida de uno de los más grandes intérpretes de la música romántica.
Durante décadas, José José fue un símbolo de las baladas emotivas y las interpretaciones llenas de alma.
Sus canciones como “El triste”, “La nave del olvido” y “Almohada” se convirtieron en himnos del amor y la tristeza.
Sin embargo, sus últimos años estuvieron marcados por un lento declive físico y emocional que contrastaba con la fuerza de su voz en sus mejores tiempos.
Aunque el cáncer de páncreas fue la causa oficial de su muerte, la realidad fue mucho más compleja.
Según Sarita Sosa, cuando José José llegó a Miami, el cáncer ya no estaba activo.
Su fallecimiento fue producto de una falla multiorgánica agravada por su deteriorado estado físico, resultado de años de enfermedades crónicas y abuso de sustancias.
Entre las condiciones que afectaron gravemente su salud estaban la parálisis facial, que le impedía hablar y expresar emociones; el enfisema, que deterioró sus pulmones; la diabetes, que complicó otros padecimientos; y la enfermedad de Lyme, que afectó múltiples órganos.
Además, años de alcoholismo y el uso excesivo de cortisona para salvar su voz antes de los conciertos dañaron irreversiblemente su hígado y riñones.
Este cuadro médico debilitó al cantante hasta convertirlo en una sombra de sí mismo, incapaz de sostener una conversación sin quedarse sin aire y con un rostro demacrado que sorprendió a sus seguidores en sus últimas apariciones públicas.
El verdadero misterio comenzó en 2018, cuando José José fue trasladado abruptamente de México a Estados Unidos, presuntamente en contra de las recomendaciones médicas.
En ese momento, recibía tratamiento en la Ciudad de México y mostraba señales de mejoría, por lo que los médicos aconsejaban continuar con la quimioterapia bajo observación.
Sin embargo, su hija menor, Sarita, apareció inesperadamente y exigió llevárselo a Miami.
Su comportamiento, descrito por testigos como paranoico y errático, encendió las alarmas.
Sarita afirmaba que tanto ella como su padre estaban siendo perseguidos por mafias y vigilados por agencias de seguridad, lo que generó preocupación entre médicos y familiares.
A pesar de estas circunstancias, Sarita logró que José José firmara documentos legales otorgándole poder notarial sobre sus asuntos.
Algunos creen que el cantante, vulnerable y agotado, firmó sin comprender plenamente, mientras otros sospechan manipulación emocional.
Una vez en Miami, José José desapareció no solo del ojo público sino también de su familia inmediata.
Sus otros hijos, José Joel y Marisol, quedaron completamente excluidos, sin poder comunicarse con su padre ni conocer su estado.
Sus intentos de visitarlo fueron bloqueados, y la incertidumbre sobre su bienestar creció.
Cuando finalmente José Joel logró verlo en un hospital, encontró a su padre casi sin capacidad de respuesta y con una expresión de miedo y confusión.
Para él, estaba claro que José José había sido emocionalmente coaccionado y mantenido aislado en un país extranjero.
Este aislamiento prolongado, que duró más de un año y medio, es una de las partes más dolorosas y controvertidas del legado del cantante, y sigue generando preguntas sobre las verdaderas intenciones detrás de la tutela de Sarita.
Tras la muerte de José José, la batalla por su herencia se intensificó.
Dos testamentos distintos surgieron: uno en México, firmado en la década de los 80, que nombraba a su exesposa Anel Noreña como heredera universal; y otro en Estados Unidos, donde Sarita y su madre Sara Salazar reclamaban la representación legal y la herencia.
El testamento mexicano fue reconocido por la familia mayor y por las autoridades mexicanas, mientras que en Florida, Sarita presentó documentos que la nombraban única heredera.
Esta disputa legal ha dividido a la familia y generado controversia pública.
Además de propiedades en Estados Unidos, José José dejó regalías por más de 300 canciones, administradas por Sony Music.
Sin embargo, la disquera congeló los pagos tras el traslado del cantante a Miami y solo liberó fondos tras la aceptación del testamento mexicano.
La historia de José José en sus últimos años es un relato de talento, lucha y tragedia.
La revelación de Sarita Sosa sobre el estado real de su padre, su traslado controvertido y la exclusión de sus otros hijos ha sacudido a sus seguidores y ha puesto en evidencia la complejidad de manejar el legado de una leyenda.
Mientras la batalla legal continúa, el legado musical de José José permanece intacto, pero envuelto en sombras que solo el tiempo y la verdad podrán aclarar.
Su voz, aunque apagada, sigue resonando en los corazones de millones, recordándonos que detrás de la fama siempre hay historias humanas llenas de luz y oscuridad.