C. Tangana en el estreno del documental Diego Radamés | EUROPAPRESS
El artista de origen gallego se pasa al audiovisual dirigiendo el documental «La guitarra flamenca de Yerai Cortés»
Antón Álvarez (Madrid, 1990) ha dejado atrás sus diversos nombres artísticos que ha empleado a lo largo de su carrera musical: Pucho, El Madrileño o, el más conocido, C. Tangana. Así, con su retirada indefinida de los escenarios, ha recuperado su verdadero nombre y con su productora, Little Spain, da el salto al audiovisual y se estrena tras la cámara. Pero también frente a ella, ya que Álvarez es un personaje más en la cinta que aborda la vida, obra, arte y misterios de Yerai Cortés, joven virtuoso y renovador de la guitarra flamenca. —Además de dirigir este documental, usted sale también en escena sin ningún complejo. —Para mí más que un documental es una película. Lo del documental lo asocio a un registro informativo o a un reportaje. El hecho de que yo aparezca también lo aleja más de lo que tradicionalmente es el género. Haber salido en escena me ha gustado, me hace gracia, aunque confieso que también me dio vergüenza. —Es innegable que es una forma de narrar ambiciosa y hasta cierto punto atrevida. —Pone al espectador en la tesitura de que va a ver algo un poco valiente, algo que se atreve. El espectador se pregunta: «A ver qué me están proponiendo estos». —La temática es variada. ¿Es una cinta sobre el flamenco? ¿Es la historia de Yerai Cortés? ¿Es un retrato del pueblo gitano? — Más gente me ha dicho lo del retrato gitano, pero yo nunca sentí que fuese así. Lo veo más como un retrato generacional, de la vida de nuestros padres y de una generación como la mía que trata de tomarse la vida de otra forma. ¿Cómo nos enfrentamos a los secretos familiares? ¿Cómo afrontamos las relaciones de pareja? El retrato estricto es ese. La peli va sobre las historias particulares y no me he planteado si quienes salían eran gitanos o no. — Pero no negará que las identidades son un elemento crucial. —Sí, eso seguro. Yerai se siente un poco como yo: nos queremos hacer muchas preguntas pero las respuestas nos dan miedo. Me gusta preguntarme quién soy, pero no quiero una respuesta que me restrinja lo que soy. — ¿Ve paralelismos entre su vida como artista y la de Yerai Cortés? —Sí. Hay algunos. Empezando por la curiosidad, por la capacidad de salir de tu zona de confort y busca algo más que el mundo del que vienes. Yo no vengo de un mundo tan ortodoxo como el flamenco, que es una música muy tradicional que ha sobrevivido porque la gente se ha esforzado mediante formas que pueden parecer arcaicas. Pero vengo del mundo del hip-hop, que en su época también era un movimiento muy cerrado. Yo quise trascender esas líneas rojas. Yerai va a ser un flamenco toda su vida, igual que yo voy a ser un rapero, pero tenemos ese punto de unión en querer curiosear más allá. — La música está grabada en directo y la calidad es excepcional. — En eso hemos trabajado mucho e intentamos que todo el entorno se meta dentro de las canciones. Toda la propuesta musical está diseñada para que el espectador se sienta dentro de la escena y de la secuencia que se está escuchando. Podría aburrir con un montón de cosas técnicas, pero solo diré que hay que ir al cine para disfrutar la experiencia inmersiva completa de esos momentos musicales.