No todos se atreven a hablar de la muerte de Miguel Ángel de la Mora, conocido como “el estilista de las estrellas”.
Detrás de los flashes, los peinados perfectos y las sonrisas de Instagram, se esconde un mundo de poder, dinero y silencios.
Un universo donde el glamour convive con la corrupción, y donde la frontera entre la fama y el crimen puede borrarse con un solo disparo.
La historia de Mickey Hair no es solo la de un asesinato brutal en una de las zonas más exclusivas de Ciudad de México, sino la de una sociedad que prefiere mirar hacia otro lado antes que enfrentar la incomodidad de sus propios secretos.

Miguel Ángel de la Mora, de apenas 28 años, encarnaba el sueño mexicano de superación. Nacido en Jalisco, descubrió su vocación casi por accidente, cuando un amigo lo invitó a un taller de peluquería. Desde entonces, su ascenso fue meteórico.
En pocos años, pasó de cortar el cabello en pequeños salones a abrir su propio templo de lujo en avenida Presidente Mazarik, en Polanco, la calle más cara del país.
Su salón “Mickey Hair” era un símbolo del éxito: mármol italiano, bar privado, zona de spa y precios que superaban los 100.000 pesos por extensiones de cabello.
Con más de 170.000 seguidores en Instagram, Mickey se convirtió en una figura influyente del mundo de la belleza.

Pero la noche del 29 de septiembre de 2025, ese brillo se apagó. Minutos antes de la medianoche, una motocicleta con dos hombres se detuvo frente a su salón.
Uno de ellos bajó, sacó un arma y disparó a quemarropa. Mickey cayó en los escalones de entrada, sin tiempo para reaccionar. No hubo robo, no hubo advertencias, solo silencio.
La policía confirmó que se trató de un ataque directo, pero la gran pregunta sigue sin respuesta: ¿por qué?
Las teorías no tardaron en aparecer. Una de las más sonadas apunta a su estrecha amistad con Diana Esparragosa, influencer y sobrina de Juan José Esparragosa Moreno, “El Azul”, uno de los fundadores del Cártel de Sinaloa.

Ambos compartían viajes, cenas y publicaciones llenas de lujo. Para muchos, esa cercanía lo convirtió en un blanco. En el violento tablero del narcotráfico mexicano, un vínculo como ese —aunque solo fuera social— puede ser interpretado como una lealtad peligrosa.
“El Azul”, antiguo policía convertido en mediador dentro del crimen organizado, es una de las figuras más misteriosas del narcotráfico.
Aunque se dice que murió, las autoridades estadounidenses aún ofrecen 5 millones de dólares por información que lleve a su captura.
Si sigue con vida, su nombre aún pesa, y relacionarse con su familia puede tener consecuencias fatales.

Algunos investigadores creen que Mickey fue una víctima colateral en una guerra silenciosa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Unión Tepito y Los Rodolfos, todos disputando el control de la capital.
Sin embargo, el crimen también tiene otro ángulo: el financiero. En la escena se halló un recibo de transferencia por casi 2 millones de pesos.
Además, los registros judiciales revelan que Mickey había presentado una denuncia formal en septiembre de 2024 contra un conocido, Eduardo N., por fraude y amenazas.
Las autoridades incluso emitieron una orden de restricción contra este hombre, quien hoy es el único sospechoso identificado. ¿Casualidad o ajuste de cuentas?

Otra teoría apunta al “cobro de piso”, una práctica común en la Ciudad de México, donde las bandas criminales extorsionan a los empresarios a cambio de “protección”.
Algunos vecinos de Polanco denunciaron haber recibido amenazas similares. Si Mickey se negó a pagar, su asesinato podría haber sido un mensaje claro: nadie está a salvo, ni siquiera en los barrios del lujo.
A más de un año del crimen, no hay detenidos ni declaraciones oficiales. Los medios lo llaman “el caso del silencio”. Nadie habla, pero todos sospechan.
Sus amigos insisten en que Mickey era inocente, “solo un joven apasionado por su trabajo”. Sin embargo, otros susurran que “sabía demasiado”, y que ese conocimiento fue su sentencia.

La historia de Mickey Hair refleja un país donde la belleza y la violencia coexisten, donde el éxito puede ser tan frágil como una hebra de cabello.
Tal vez la verdadera razón por la que México quiere olvidar este asesinato no sea por indiferencia, sino por miedo.
Porque, en el fondo, todos saben que la verdad sobre Mickey Hair no solo revela quién lo mató… sino también quiénes prefieren callar.