Javier Bardem, Premio Donostia 2024, ha recordado a su madre en un emotivo discurso desde el Festival de San Sebastián. “Espero morir siendo el hijo de Pilar”.
Javier Bardem es uno de los mejores actores de la historia de nuestro cine. Ha ganado un Oscar, un Globo de Oro, seis Premios Goya y ha sido galardonado en festivales como Cannes, Venecia y, por supuesto, San Sebastián. Pero su mayor logro, según ha confesado hoy desde el certamen donostiarra, ha sido, es y será ser “el hijo de Pilar“.
El intérprete recoge esta noche el Premio Donostia del Festival de San Sebastián 2024 como reconocimiento a su exitosa carrera, un año después de lo previsto por culpa de la huelga de actores de Hollywood de finales de 2023, y se ha acordado de sus inicios, de los consejos que brinda a los actores que están empezando y, sobre todo, de Pilar Bardem, su madre, actriz y activista tristemente fallecida en 2021.
“Ya lo dijo el filósofo”, comentaba en rueda de prensa desde San Sebastián Bardem, “‘soy yo y mis circunstancias’, y una de mis mayores circunstancias es haber nacido y haber sido educado en el seno de mi madre. Y nunca mejor dicho, porque la parte masculina no estaba tan presente. He reconocido en ella muchísimas cosas que hoy, 3 años más tarde de su fallecimiento, sigo descubriendo lo importante que eran en aquel entonces, y la vigencia, y la necesidad de su existencia y de su prolongación en mi historia personal y en la de mis hijos. La ética, la humildad, la sencillez, la empatía…”
“Yo no soy ningún santo, evidentemente, soy un perfecto gilipollas, y tengo días en los que soy insoportable, pero no quiero perder de vista el hecho de que pertenezco a una sociedad y que individualmente poca cosa podemos hacer, pero como grupo podemos producir algunos cambios, y eso lo he visto muy vivo en mi casa, con mi madre.”
“No teníamos casi nada, era una mujer separada en una época en la que no se permitía el divorcio, con tres hijos, actriz, poco menos que llamada prostituta, y perseguida también por una derecha terrible y presente en las calles. Mi madre trabajaba sin parar para darnos chuletas de cerdo y pasta con tomate, los días que había suerte, pero de vez en cuando llamaban a la puerta, abríamos y eran unas personas que estaban recaudando dinero para las mujeres saharauis, y ella llegaba y daba la mitad de lo que tenía en casa. Yo era más pequeño, pero mi hermano le decía ‘¿Pero qué cojones haces? Si no tenemos ni para comprar leche.’ Mi madre daba lo que tenía que dar a las personas a las que se lo tenía que dar. Eso lo mamas, eso lo ves y eso no se enseña desde lo didáctico, sino desde la acción, que es al final lo que nos representa como seres humanos. Lo que hacemos, no lo que decimos.”
“En ese sentido”, concluía Javier Bardem, “no solamente soy el hijo de Pilar, sino que espero morir siendo el hijo de Pilar, y nada más que el hijo de Pilar. Aparte de eso, haré mi trabajo y espero que me vaya bien, pero es mi mayor condecoración ser el hijo de esa mujer.”