La misteriosa desaparición de Jeshua Cisneros Lechuga, un joven de 18 años en Cuautitlán Izcalli, no solo ha conmocionado a la comunidad local sino que también ha generado un fuerte debate en redes sociales y medios de comunicación de todo México.
Pero el detalle que más ha sorprendido a la opinión pública es la participación inesperada de Alpura,
una de las empresas lácteas más grandes del país, que anunció su colaboración directa con la familia y las autoridades para encontrar al joven.
Esta intervención de una corporación de alcance nacional ha abierto una pregunta inevitable: qué está ocurriendo en la investigación y por qué la búsqueda depende tanto del apoyo empresarial.

Poco después de que la familia difundiera la noticia de la desaparición, Alpura emitió un comunicado expresando solidaridad profunda con los seres queridos de Jeshua y ofreciendo cooperación total con las autoridades.
La presencia de la empresa encendió nuevas esperanzas pero, al mismo tiempo, dejó al descubierto un problema inquietante: la falta de acceso a videograbaciones privadas que podrían ser clave para reconstruir los últimos pasos del joven.
En su mensaje público, Alpura lamentó “la difícil situación por la que atraviesa la familia de Jeshua” y afirmó que desde los primeros días han estado en contacto con las autoridades.
La compañía reiteró su disponibilidad absoluta para seguir proporcionando cualquier apoyo necesario y expresó su deseo de que Jeshua sea localizado lo antes posible.

Hasta ese momento, la única institución que había entregado grabaciones útiles era CRA Internacional.
Los videos muestran a Jeshua saliendo de Jardines de la Hacienda, posteriormente llegando a Plaza San Marcos, y finalmente caminando por la lateral rumbo al domicilio de su madre en Arcos de Alba.
Tras ese punto, todo rastro se desvaneció por completo, dejando un vacío que ha dificultado seriamente la labor de búsqueda.
Luis Cisneros, padre de Jeshua, ha denunciado públicamente lo complicado que ha sido obtener la colaboración de las empresas ubicadas a lo largo de la autopista México–Querétaro.
Más allá del apoyo inicial de CRA Internacional, el resto de compañías contactadas, entre ellas Gatorade, Suzuki, Hyundai y el Parque Industrial Cuamatla, no habían dado respuesta contundente.

Esta falta de cooperación fue uno de los factores que empujó al padre a tomar medidas drásticas para ser escuchado.
El 28 de noviembre, Luis Cisneros encabezó, junto con habitantes de la zona, un bloqueo total en la caseta de Tepotzotlán, uno de los puntos más transitados de la autopista México–Querétaro.
La interrupción de esta vía estratégica generó un fuerte debate: mientras algunos mostraron empatía por la desesperación de un padre que busca a su hijo, otros criticaron severamente la afectación a miles de conductores.
En redes sociales, Luis publicó un mensaje en el que pidió disculpas por las molestias causadas, pero insistió en que “no le queda otra opción” y que hará todo lo necesario para recuperar a su hijo. “Necesito a Jeshua de vuelta, cueste lo que cueste”, escribió.

El caso de Jeshua ha dejado de ser una desaparición aislada para convertirse en un llamado de atención sobre las debilidades estructurales en materia de seguridad, cooperación empresarial y eficiencia institucional en situaciones de riesgo.
La decisión de Alpura de intervenir en primera línea podría marcar un antes y un después, obligando a otras empresas a sumarse y aportar material audiovisual que aún falta para reconstruir los hechos.
La población sigue a la espera de nuevas pistas que permitan avanzar en la investigación. Mientras tanto, la familia Cisneros se aferra a la esperanza de que Jeshua aparezca con vida, para que su dolor no continúe perdido en el silencio.
El caso se ha convertido en una prueba crucial sobre la capacidad de respuesta del sistema ante emergencias en las que cada minuto puede resultar determinante.