José Vélez, nacido el 19 de noviembre de 1951 en Telde, Gran Canaria, es uno de esos artistas cuyo nombre resonó con fuerza en toda Latinoamérica y España, pero cuya vida actual contrasta profundamente con la gloria que alguna vez alcanzó.Su historia es la de un joven humilde que, con talento y perseverancia, conquistó escenarios internacionales, pero que hoy vive una realidad mucho más tranquila y melancólica.
José creció en una familia numerosa, siendo el segundo de diez hermanos.
Desde muy pequeño, su voz llamó la atención: profesores, vecinos y familiares notaron su talento y carisma.
A pesar de las dudas iniciales de su madre, su padre siempre lo apoyó para que siguiera su pasión por la música.

Con apenas 8 años, comenzó a actuar como solista en un grupo local llamado Trío Maravillas.
Participaba en concursos y presentaciones en radios locales, ganando poco a poco reconocimiento en las Islas Canarias.
Su primera gran oportunidad llegó cuando ganó un festival musical en Las Palmas, lo que le permitió viajar a Madrid para intentar iniciar una carrera profesional.
Al llegar a Madrid en 1967, José Vélez enfrentó múltiples rechazos.
Sin embargo, su amor por el canto lo mantuvo firme.
Se unió a orquestas, cantó en locales y participó en numerosos concursos, ganando varios de ellos.
Su esfuerzo dio frutos cuando firmó un contrato con Columbia Records, aunque su primer sencillo no tuvo el éxito esperado.

El punto de inflexión llegó gracias al compositor argentino Ricardo Cerato, quien le entregó la canción “Es así la vida”.
Este tema se convirtió en un éxito en España y América, especialmente en Chile y Miami, abriendo las puertas para que José Vélez iniciara una carrera internacional.
En 1974, grabó “Vino griego”, una adaptación que inicialmente pasó desapercibida, pero que tras una actuación en televisión se convirtió en un éxito rotundo, alcanzando los primeros puestos en varios países.
Este triunfo llevó a la producción de su primer álbum completo y a una consolidación internacional que lo llevó a recorrer Europa, América Latina y Estados Unidos.
Su segundo álbum, “Romántica” (1976), llegó en un momento crucial para España, durante la transición democrática, y fue muy bien recibido.
En 1977, representó a España en el Festival Intervision en Polonia con la canción “Romántica”, ganándose un lugar destacado en Europa del Este y América Latina.
Su apodo “El Canarito” surgió en esta época, reflejando su orgullo por sus raíces canarias.
En 1978, José Vélez fue elegido para representar a España en Eurovisión con la canción “Bailemos un vals”.
Aunque no ganó, la canción se convirtió en un fenómeno internacional, alcanzando discos de oro y platino en varios países.
Ese año fue el más productivo de su carrera en España, con más de 150 conciertos y una fama consolidada.
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Los años 80 marcaron un cambio decisivo.
Su álbum “Confidencias” fue un éxito arrollador en Argentina, vendiendo más de tres millones de copias y convirtiéndose en un ícono en toda Sudamérica.
Su música dominó las radios y se transformó en himnos de amor, desamor y nostalgia.
Durante esa década, acumuló numerosos discos de oro y platino y se convirtió en uno de los artistas más escuchados y queridos en Argentina, Colombia, Chile y Uruguay.
Sin embargo, el ritmo intenso de giras y presentaciones comenzó a pasar factura.
Después de más de 20 años de giras constantes, el cansancio físico y emocional llevó a José Vélez a tomar un descanso.
La muerte de su madre fue un golpe duro que lo obligó a frenar y reflexionar sobre su vida y carrera.
Su regreso fue marcado por el álbum “Por ti 30 años”, que celebraba tres décadas de música, incluyendo nuevas canciones y versiones renovadas de sus clásicos.
A pesar de reducir su actividad internacional, siguió activo en España y Canarias, manteniendo vivo su legado y conexión con sus raíces.
Lejos de los escenarios, José Vélez encontró en Teresa Rivero, Miss Las Palmas, el gran amor de su vida.
A pesar de la diferencia de edad y gustos musicales, su relación se mantuvo fuerte y duradera, acompañándolo en los momentos de éxito y en las etapas más tranquilas.
José Vélez actuó en escenarios emblemáticos como el Madison Square Garden en Nueva York, el Gran Rex en Buenos Aires, y el Teatro de la Zarzuela en Madrid.
Más que la fama o los premios, para él lo más valioso fue poder ayudar a su familia y cumplir el sueño de sacar a sus hermanos de la necesidad.
Su historia es un ejemplo de perseverancia, sacrificio y esperanza.
Un joven que comenzó cantando para alimentar a sus hermanos, que enfrentó rechazos y dificultades, pero que nunca dejó de luchar por su pasión.
Hoy, acercándose a los 80 años, José Vélez vive una vida más tranquila, lejos del bullicio de la fama, pero con un legado imborrable en la música latina y española.
Su voz y sus canciones siguen despertando emociones y recuerdos en millones de personas, un testimonio del poder del talento y la dedicación.