Ernesto Alonso nació en Aguascalientes, México, y desde joven mostró un espíritu artístico que chocaba con las expectativas familiares.
A los 17 años, vivió un amor clandestino con José Cruz, amigo cercano de su hermano Alfonso.
Este romance fue descubierto por su familia, lo que desató un escándalo que terminó con Ernesto obligado a ingresar a un colegio militar.
Pero el destino le tenía preparado otro camino.
Una compañía teatral llegó a su ciudad, y dos actrices, Isabel y Anita Blanch, le aconsejaron huir a la Ciudad de México para perseguir su sueño artístico.
Con apenas 18 años, Ernesto escapó de la represión familiar y comenzó su carrera en el teatro y el cine, alejándose del rígido destino militar que le habían impuesto.
En la capital mexicana, Ernesto encontró apoyo en figuras como Celestino Gorostiza, director de Bellas Artes, quien vio en él un talento nato.
Sus primeros pasos fueron como extra en películas y obras de teatro, pero pronto su carisma y dedicación lo llevaron a protagonizar papeles importantes.
Sin embargo, su vida personal debía mantenerse oculta.
Ernesto vivió varios romances con hombres, pero la época y la sociedad mexicana no eran permisivas con la homosexualidad.Sara García, la entrañable “abuelita” del cine mexicano, se convirtió en su consejera y protectora, aconsejándole no revelar sus preferencias amorosas y a mantener su imagen pública impecable.
Celestino Gorostiza también le dio consejos para construir su personaje público: “Engruesa la voz, déjate crecer el bigote y vístete siempre formal. Nadie debe notar tu sexualidad”.
Así, Ernesto aprendió a actuar no solo en escena, sino en su propia vida, construyendo la imagen del galán perfecto que el público esperaba.
La vida amorosa de Ernesto Alonso estuvo marcada por relaciones intensas y a menudo secretas.
Se le vincula con actores como Frank Moro, con quien tuvo una relación turbulenta, y con otros galanes jóvenes a quienes ayudó a impulsar sus carreras a cambio de favores personales.
Uno de los romances más comentados fue con Eduardo Yáñez, a quien Ernesto descubrió en un club nocturno y llevó a estudiar actuación, lanzándolo como estrella de Televisa.
Sin embargo, se rumorea que esta relación profesional tuvo también una dimensión sentimental, lo que generó polémicas, especialmente tras la muerte de Alonso y la disputa legal por un departamento que le había prometido a Yáñez.
Además, Ernesto mantuvo estrechas amistades con grandes actrices como Miroslava, María Félix y Silvia Pinal, con quienes compartió secretos y confidencias.
Por ejemplo, se dice que Miroslava fue amante de Cantinflas y que María Félix guardaba celosamente la privacidad de su hijo Enrique Álvarez Félix, cuya homosexualidad era conocida por Alonso.
La historia de Ernesto Alonso no estaría completa sin mencionar la tragedia que marcó la vida de varios de sus amantes y amigos cercanos.
Frank Moro falleció joven, oficialmente por un infarto, aunque se rumoreó que pudo haber sido consecuencia del sida, una enfermedad que en aquel tiempo era altamente estigmatizada y poco comprendida.
Rodolfo Rodríguez Besares, otro actor vinculado a Alonso, también murió supuestamente por sida, tras sufrir burlas y discriminación en su trabajo.
Enrique Álvarez Félix, hijo de María Félix y protegido de Ernesto, falleció en 1996 de un infarto fulminante, aunque se rumoró que padecía sida, lo que contribuyó a su aislamiento y alejamiento de la vida pública.
Estos hechos alimentaron los rumores sobre la vida privada de Ernesto Alonso, quien supuestamente pedía favores sexuales a algunos galanes para darles oportunidades en sus producciones, una práctica que, aunque polémica, reflejaba el poder que tenía dentro de la industria.
A partir de los años 60, Ernesto Alonso se enfocó en la producción de telenovelas, donde consolidó su fama y su influencia.
Protagonizó y produjo más de 150 telenovelas, muchas de las cuales marcaron época en México y en América Latina.
Uno de sus papeles más recordados fue en “El Maleficio”, donde interpretó a un millonario brujo que usaba la magia negra para alcanzar poder y riqueza.
Esta telenovela causó gran revuelo por su temática oscura y mística, y se decía que reflejaba aspectos de la vida real de Alonso, incluyendo rumores sobre conjuros y amarres para mantener el control sobre sus amantes y colaboradores.
La muerte de Ernesto Alonso el 7 de agosto de 2007 fue oficialmente causada por una insuficiencia respiratoria derivada de un enfisema pulmonar.
Sin embargo, su partida estuvo rodeada de especulaciones y secretos no revelados, como era habitual en su vida.
Tras su fallecimiento, surgieron disputas legales y mediáticas, especialmente con Eduardo Yáñez, quien tuvo que enfrentar una batalla por un departamento que Alonso le había prometido pero que nunca se formalizó legalmente.
Además, la prensa y el público siguieron especulando sobre la verdadera cantidad de amantes que tuvo Alonso, su supuesta práctica de pedir favores sexuales para impulsar carreras y las relaciones ocultas con figuras como Aarón Díaz y Guillermo García Cantú.
Ernesto Alonso dejó un legado imborrable en la televisión mexicana, siendo responsable de llevar a la pantalla historias que marcaron generaciones y de descubrir talentos que hoy son íconos del espectáculo.
Sin embargo, su vida personal y sus secretos también forman parte de esa leyenda que sigue fascinando y escandalizando a partes iguales.
Su historia es la de un hombre que supo convertir su vida en una telenovela real, llena de amor, traición, poder y misterio.