Javier Bardem no ha dudado en dedicar un emotivo mensaje a su mujer en el Festival de Cine de San Sebastián
Javier Bardem y Penélope Cruz forman una de las parejas más admiradas y queridas tanto en el cine español como en la industria cinematográfica internacional. Su complicidad y apoyo, tanto en lo personal como en lo profesional, se ha visto reflejada en numerosas ocasiones a lo largo de los años. Ahora, el homenaje de él a su esposa, durante la entrega del Premio Donostia en el Festival de Cine de San Sebastián, ha sido uno de los momentos más conmovedores.
Este viernes, Bardem ha recibido uno de los galardones más prestigiosos del cine español: el Premio Donostia, un reconocimiento a su brillante carrera cinematográfica y a su contribución al séptimo arte. En el evento, Penélope, quien no podía faltar en un momento tan importante para su marido, se ha convertido en el centro de atención. Y todo porque ha roto en lágrimas al escuchar las emotivas palabras que él le ha dedicado en su discurso.
Javier Bardem recuerda a su madre
Durante el discurso, Javier Bardem se ha centrado en su carrera. Pero ha dedicado parte de su intervención a hablar de las personas que más han marcado su vida.
En primer lugar, el actor ha querido rendir un sentido homenaje a su madre, Pilar Bardem, quien falleció en 2021. La actriz fue un pilar fundamental en su vida y carrera, y no ha dejado pasar la oportunidad de recordarla y agradecer todo lo que hizo por él.
Así, ha expuesto: “Se lo dedico a mi madre, que está en el teatro”. Palabras con las que ha emocionado a los presentes en la gala.
La dedicatoria de Javier Bardem a Penélope Cruz, que rompió en lágrimas a la actriz
Sin embargo, el momento más especial de la noche ha llegado cuando Javier Bardem ha decidido dedicar el premio a su esposa, Penélope Cruz. Visiblemente emocionado, el actor ha comenzado su dedicatoria con una profunda admiración hacia ella, como actriz, madre y compañera de vida. Las palabras que han seguido han conmovido tanto a su esposa como a todo el auditorio, y no es de extrañar que no haya podido contener las lágrimas.