La escena parecía de rutina: una entrevista más, otra charla sobre su trayectoria, sus nuevos proyectos y recuerdos de su época dorada.

Pero nadie, ni siquiera el periodista, estaba preparado para lo que Miriam Cruz estaba a punto de revelar.

A sus 56 años, con una carrera sólida y millones de fans que la siguen amando como en los días de Las Chicas del Can, Miriam decidió que era hora de decir la verdad.

Y lo que dijo sobre Rubby Pérez no solo sorprendió, sino que dejó al mundo del espectáculo completamente boquiabierto.

Durante décadas, se habló de tensiones, rumores de amoríos, enemistades soterradas y secretos de camerino entre ambas figuras.

La industria los veía como íconos paralelos, pero también como dos personalidades fuertes que no siempre coincidían.

Sin embargo, hasta ahora, ninguno había hablado abiertamente de su relación detrás del escenario.

Hasta que Miriam, con voz firme y mirada directa, soltó: “Rubby Pérez marcó mi vida de una forma que nadie imagina.

Y ya no voy a seguir callando”.

La confesión no tardó en encender todas las alarmas.

Miriam relató que en los años 90, cuando ambos coincidían en giras y festivales, vivieron una relación mucho más cercana de lo que la gente sospechaba.

“No fue solo trabajo… hubo momentos en los que nos conectamos a un nivel muy personal.

Rubby fue una presencia intensa en mi vida”, dijo.

Sin embargo, no todo fue positivo.

Según ella, ese vínculo se volvió conflictivo con el tiempo, cargado de celos, competencia y promesas incumplidas.

“Rubby tenía un carácter fuerte, dominante… y yo también.

Éramos como fuego contra fuego.

Nos admirábamos, sí, pero también chocábamos constantemente”, confesó Miriam.

Reveló que hubo propuestas de colaborar más estrechamente, incluso de formar un dúo permanente, pero que las diferencias personales siempre lo hicieron imposible.

“Hubo una vez que estuvimos a punto de grabar un disco juntos.

Ya teníamos canciones, productores, todo listo.

Pero algo pasó… algo que él nunca quiso reconocer públicamente, y todo se vino abajo”, aseguró, sin entrar en detalles específicos que, según dijo, aún le duelen.

Pero quizás la parte más impactante fue cuando Miriam contó cómo esa relación no resuelta influyó en su vida emocional y profesional.

Afirmó que por años evitó ciertas plazas, ciertos contratos, simplemente para no coincidir con Rubby Pérez.

“Yo no quería escándalos.

No quería que los medios inventaran cosas.

Pero internamente, todo eso me afectaba.

Guardé muchas emociones, frustraciones, y hasta canciones que nunca vieron la luz por culpa de esa historia inacabada”, declaró.

Y aunque no lo acusó de nada concreto, Miriam dejó entrever que hubo momentos en los que sintió que su carrera se vio obstaculizada por comentarios y decisiones que venían “desde su entorno”.

No dio nombres, pero sus palabras fueron claras: “Hubo quienes no querían verme crecer demasiado.

Y él sabía lo que pasaba, pero eligió el silencio”.

A pesar de todo, Miriam también reconoció que aún guarda respeto por Rubby Pérez como artista.

“Es un grande.

Tiene una voz única, un talento fuera de serie.

Pero como persona, tengo heridas que nunca cerraron del todo”.

Estas declaraciones han encendido una tormenta en redes sociales.

Los fans se han dividido: algunos apoyan completamente a Miriam por atreverse a hablar, mientras otros exigen una respuesta inmediata de Rubby Pérez.

Hasta el momento, el cantante no ha emitido declaraciones oficiales.

Su equipo de prensa se ha limitado a decir que “Rubby no responde a provocaciones”, lo que ha alimentado aún más la especulación.

Lo cierto es que Miriam Cruz, con su valentía, ha desenterrado una historia que muchos preferían dejar en el olvido.

Una historia de emociones cruzadas, ambición, arte… y heridas sin sanar.

A los 56 años, ella decidió recuperar su voz no solo para cantar, sino para contar lo que por tanto tiempo escondió.

Y al hacerlo, cambió para siempre la narrativa de una de las rivalidades más misteriosas del merengue.

El silencio se rompió.

Y el eco de sus palabras aún resuena con fuerza.