La maravillosa historia de Rafael Nadal en el tenis llegó a su final. El mallorquín, integrante del famoso Big Three que junto a Novak Djokovic y Roger Federer marcó una era, había anunciado que el Final 8 de la Copa Davis que se lleva a cabo en Málaga sería su último torneo y, finalmente, esa despedida que nadie deseaba llegó este martes. Su adiós se consumó luego que la dupla de Botic van de Zandschulp y Wesley Koolhof venciera por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-3) a la conformada por Carlos Alcaraz y Marcel Granollers. La realidad golpea: Rafa, uno de los mejores atletas de la historia que pisó una cancha de tenis, ya no volverá a empuñar una raqueta como profesional.
La última función de Nadal, ganador de 22 Grand Slams, campeón olímpico en singles (Beijing 2008) y dobles (Río 2016 junto a su amigo Marc López) y número uno del mundo durante 209 semanas, fue con derrota. Enfrentó a Van de Zandschulp en el partido que abrió la serie en la cancha central a pleno del Palacio Deportes Martín Carpena. Luchó durante la hora y 52 minutos que duró el encuentro, como era de esperar, pero pagó cara su falta de ritmo y el neerlandés se impuso por un cómodo 6-4 y 6-4.
Un dato que sirve para tomar conciencia de la dimensión de este jugador, una tenista español que trasciende al tenis y a España. Fue su primera derrota en singles por Copa Davis desde su debut en 2004. En aquella ocasión perdió en octavos de final ante el checo Jiri Novak y, dos días más tarde, se redimió al ganarle el punto decisivo de la serie a Radek Stepanek. Aquel año también venció en la final a Andy Roddick, el número dos del mundo, y levantó su primera Ensaladera de Plata. Tenía 18 años.
Tras perder el primer punto de la serie, necesitaba que España ganara los dos puntos restantes para estirar su aventura. La serie quedó igualada 1-1 luego del triunfo de Alcaraz ante Tallon Griekspoor. Carlitos fue de menor a mayor y se impuso por 7-6 (7-0) y 6-3. Todo dependía de lo que ocurriera a continuación con el dobles y no hubo remontada. En dos tiebreaks los de Naranja le pusieron punto final a la carrera de uno de los más grandes tenistas (y atletas) de todos los tiempos, quien vivió el tercer punto con el nerviosismo de un hincha.
El oriundo de Manacor, ganador de 92 títulos ATP en singles y 11 en dobles, había dicho en su llegada a Málaga que iba a intentar guardar la emoción para el final y que se iba a enfocar pura y exclusivamente en el cruce con Países Bajos. Sin embargo, no pudo contener las lágrimas cuando sonó el himno nacional español en la previa de su partidos.
“He estado más acertado en los entrenamientos que en el partido de hoy. Sabía que podía ser mi último partido como tenista profesional. Los momentos previos han sido emocionantes y difíciles de gestionar. Fueron muchas emociones. Llegué a la cancha, di lo mejor de mí, pero hay que felicitar a Botic porque fue mejor. He intentado hacerlo lo mejor posible, estando en control, a veces es difícil. Poco más se puede decir. Mi nivel no fue el suficiente”, reflexionó tras la derrota antes de ponerse en modo hincha para alentar a sus compañeros.