La historia de Los Tigres del Norte comienza en 1968, en el humilde pueblo de Rosa Morada, Mocorito, Sinaloa.
Los hermanos Jorge, Hernán y Raúl Hernández, junto con su primo Óscar Lara, formaron un grupo musical con la esperanza de escapar de las dificultades económicas que marcaban su infancia.
Guiados por su primo mayor, Don Juventino Angulo, conocido como “El Tigre Mayor”, aprendieron a tocar sus primeros acordes y comenzaron a tocar en pequeños eventos locales.
Sin embargo, su destino cambió cuando un oficial de inmigración en la frontera les puso el nombre que los acompañaría para siempre: Los Tigres del Norte.
Con trabajo duro y una visión clara, el grupo conquistó primero a la comunidad méxico-americana en Estados Unidos y luego a su propio país, México.
Temas como “Contrabando y Traición” y “La Banda del Carro Rojo” los catapultaron a la fama en los años 70, convirtiéndolos en los narradores de las historias de la frontera, de los sueños y tragedias de los
migrantes, y de los conflictos que definían a una generación.
Pero, mientras el grupo cosechaba éxitos, algo se gestaba en el interior.
Raúl Hernández, conocido por ser una de las voces más emblemáticas del grupo, comenzó a sentir que su creatividad estaba siendo limitada.
A mediados de los años 90, después de casi tres décadas de éxitos y más de 25 álbumes grabados, Raúl sorprendió a todos al anunciar su salida de Los Tigres del Norte.
Los rumores no tardaron en propagarse.
Algunos decían que estaba cansado de cantar narcocorridos, otros aseguraban que había tensiones irreconciliables con sus hermanos.
Incluso se habló de un supuesto conflicto por el protagonismo dentro del grupo.
Pero la verdad, como ahora sabemos, era mucho más compleja.
En una entrevista reciente, Raúl finalmente aclaró las razones detrás de su decisión.
“No fue por los narcocorridos, como muchos piensan”, explicó.
“Esas canciones eran historias, no glorificaciones.
Pero yo quería explorar otros géneros, experimentar con la banda sinaloense, el mariachi.
Pedí a mis hermanos que grabáramos un disco especial, pero siempre me dijeron que no.
Los Tigres eran y son un grupo norteño puro, y no había espacio para mezclar otros estilos”.
Esta falta de libertad creativa fue el detonante que lo llevó a tomar la difícil decisión de dejar el grupo.
Raúl también reveló que, durante los conciertos, notaba cómo el público pedía sus canciones a través de notas que le enviaban al escenario.
“Me di cuenta de que el 30% de las dedicatorias eran para mis canciones, pero solo me permitían cantar una o dos por noche.
Era frustrante.
Pensé: si a la gente le gusta lo que hago, ¿por qué no intentarlo por mi cuenta?”.
Así nació “El Tigre Solitario”, como ahora se le conoce, un artista que decidió seguir su propio camino, a pesar de los riesgos.
El impacto de su salida fue enorme.
Los Tigres del Norte continuaron su carrera con éxito, pero la ausencia de Raúl dejó un vacío que los fans aún recuerdan.
Por su parte, Raúl se dedicó a construir una carrera en solitario que, aunque más modesta, le permitió explorar su pasión por otros géneros y mantener una conexión cercana con su público.
Canciones como “Tan Bonita”, “Te Fuiste Ayer No Más” y “Diamante Negro” se convirtieron en himnos para sus seguidores, consolidando su lugar como una figura respetada en la música regional mexicana.
A pesar de los rumores de conflictos, Raúl insiste en que no guarda rencor hacia sus hermanos.
“Somos familia, y las peleas entre hermanos son inevitables.
Pero el respeto y el cariño siempre han estado ahí”.
Incluso ha habido momentos de reconciliación pública, como cuando compartió escenario con Eduardo Hernández, miembro actual de Los Tigres, para interpretar “Diamante Negro”.
Aunque muchos fans especularon sobre un posible regreso al grupo, Raúl dejó claro que está enfocado en su carrera como solista.
Además de su música, Raúl ha dedicado los últimos años a apoyar la carrera de su hijo, Raúl Hernández Jr.
, quien ha seguido sus pasos en la música.
Juntos han recorrido palenques y escenarios en México y Estados Unidos, llevando el legado de la familia Hernández a una nueva generación.
“Ver a mi hijo en el escenario es uno de los mayores orgullos de mi vida”, confesó Raúl en una entrevista reciente.
Hoy, a sus 70 años, Raúl Hernández sigue siendo un pilar de la música regional mexicana.
Aunque su vida ha estado marcada por decisiones difíciles y momentos de incertidumbre, su pasión por la música nunca ha flaqueado.
“La música es mi vida, mi forma de expresarme.
No me arrepiento de las decisiones que tomé, porque me permitieron ser quien soy hoy”, afirmó.
La historia de Raúl Hernández es un testimonio de la importancia de seguir tus pasiones, incluso cuando eso significa alejarte de lo conocido.
Su legado, tanto como miembro fundador de Los Tigres del Norte como artista solista, es un recordatorio de que el verdadero éxito no se mide solo en números o fama, sino en la capacidad de mantenerse fiel a
uno mismo.