La pareja de actores españoles más internacionales lleva ya unos cuantos años de relación, pero parece que por ellos no pasa el tiempo, según se puede en su última “cazada”.
Penélope Cruz y Javier Bardem por el centro de Madrid.
Por su relación no pasa el tiempo. Después de 14 años, casados desde 2010 y con dos hijos en común, Leo (13) y Luna (11), Penélope Cruz y Javier Bardem parece que continúan tan enamorados como el primer día. Compaginando a la perfección sus apretadas agendas profesionales para disfrutar de su vida privada y de su familia lejos de los focos, los actores españoles más internacionales se han regalado un romántico plan a solas para despedir 2024.
Aprovechando un descanso en sus proyectos cinematográficos (la actriz de Alcobendas está a punto de comenzar en Canarias el rodaje de la película Day Drinker junto a Johnny Deep, mientras que su marido protagonizará lo nuevo de Rodrigo Sorogoyen, El ser querido, con Victoria Luengo) la pareja disfrutó de lo que más les gusta, el cine, en pleno centro de Madrid.
Logrando pasar desapercibidos, aunque no del todo como para evitar ser pillados por los objetivos de las cámaras, Penélope y Bardem acudieron coincidiendo con el comienzo del año nuevo a una pequeña sala de la capital, situada en el madrileño barrio de Retiro, para ver la cinta de suspense musical Emilia Pérez, protagonizada por la actriz del momento, Karla Sofía Gascón, nominada al Globo de Oro al igual que Javier, en el caso del actor por su papel en Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez.
Con la discreción que les caracteriza, y evitando prodigarse en gestos de cariño aunque la complicidad que desprenden es innegable, la protagonista de Volver abandonaba el cine hablando por teléfono con una sonrisa detrás de su marido, que no dudaba en abrirle la puerta del taxi que les aguardaba a la puerta.
Ideal en clave casual, la actriz apostó por la comodidad con unos vaqueros, abrigo de piel marrón y un bolso negro de piel de Chanel (firma de la que es embajadora) colgado al hombro, mientras el actor lucía una gorra para no ser reconocido, al menos tan fácilmente.
