Para la industria, era un genio silencioso capaz de moldear carreras, imponer disciplina y producir éxitos comerciales en serie.
Sin embargo, detrás de esa imagen de talento y poder se ocultaba una estructura oscura de control, manipulación y abuso que terminaría derrumbándose de manera estrepitosa, llevándolo al descrédito, la cárcel y, finalmente, a una vida marcada por la soledad y el deterioro.
Nacido en 1955 en Coatzacoalcos, Veracruz, Sergio Andrade creció en un hogar profundamente católico, donde la disciplina y la ambición eran valores fundamentales.
Desde muy joven demostró un talento excepcional para la música, lo que lo llevó a estudiar piano y composición en el Conservatorio Nacional de Música, en la Ciudad de México.
Allí adquirió no solo una sólida formación técnica, sino también una visión estratégica del espectáculo, en la que la fama era un producto que debía diseñarse con precisión casi científica.
En la década de 1980 comenzó a trabajar detrás de los escenarios como compositor y productor.
Escribió jingles, música para televisión y arreglos para diversos artistas, hasta convertirse en un nombre respetado dentro del medio.
Su reputación creció rápidamente cuando empezó a colaborar con jóvenes promesas del pop, como Lucero, Yuri y Alejandra Rosaldo.
Pronto fue visto como un creador de estrellas, un mentor exigente y enigmático que prefería mantenerse alejado de los reflectores.
El punto de inflexión llegó en 1985, cuando conoció a Gloria de los Ángeles Treviño Ruiz, una joven de 17 años originaria de Monterrey.
Andrade vio en ella un talento distinto: rebeldía, carisma y una energía capaz de romper esquemas.Bajo su tutela, Gloria Trevi se transformó en un fenómeno musical.
En 1991, con el lanzamiento del álbum Tu ángel de la guarda, alcanzó una fama masiva.
Canciones como Pelo suelto, Doctor psiquiatra y Ágárrate se convirtieron en himnos generacionales que desafiaban las normas de género y moralidad de la época.
Durante los primeros años de los noventa, la alianza Trevi-Andrade parecía invencible.
Mientras ella llenaba estadios y vendía millones de discos, él ampliaba su influencia, controlando nuevos proyectos, academias artísticas y un círculo cerrado de jóvenes aspirantes.
Sin embargo, tras esa fachada de éxito comenzaron a surgir señales inquietantes: aislamiento, control absoluto, lealtades forzadas y un ambiente que muchos describirían más tarde como sectario.
A mediados de los noventa, la prensa empezó a hablar del llamado “clan Trevi-Andrade”, una red en la que jóvenes, muchas de ellas menores de edad, vivían bajo normas estrictas y vigiladas de cerca por el productor.
A los padres se les prometía educación y oportunidades artísticas, pero una vez dentro, el contacto se cortaba casi por completo.
Testimonios posteriores relataron manipulación emocional, coerción psicológica y abuso sistemático.
El escándalo estalló en 1999, cuando los padres de Karina Yapor denunciaron la desaparición de su hija en Chihuahua.
Poco después se supo que la joven había dado a luz mientras vivía en el extranjero bajo el control de Andrade.
La investigación se volvió internacional y, en el año 2000, las autoridades localizaron y arrestaron a Sergio Andrade, Gloria Trevi y María Raquenel Portillo en Río de Janeiro.
El caso se convirtió en uno de los procesos judiciales más mediáticos del espectáculo latinoamericano.

Extraditado a México en 2003, Andrade enfrentó un expediente de más de 20 tomos.
En 2005 fue declarado culpable de delitos graves, incluido el secuestro, y condenado a casi ocho años de prisión, periodo que en gran parte ya había cumplido.
Aunque apelaciones posteriores modificaron algunos cargos, su figura quedó marcada para siempre.
Gloria Trevi, por su parte, fue absuelta en 2004 y logró reconstruir su carrera, aunque su historia sigue siendo objeto de debate.
Tras salir de prisión en 2007, Sergio Andrade desapareció prácticamente de la vida pública.
Intentó regresar de forma discreta a la música, incluso abrió un pequeño canal de YouTube y promovió proyectos menores, pero el rechazo del público y el peso de su pasado frustraron cualquier intento de resurgimiento.
Vivía de rentas modestas y de regalías de canciones compuestas décadas atrás, muy lejos del lujo y el poder que alguna vez disfrutó.
Otro aspecto poco conocido de su vida es el de sus hijos.
Aunque se le atribuyen varios descendientes con distintas mujeres, Andrade nunca reconoció públicamente a ninguno ni participó en su crianza.
El caso más conocido es el de Sergio Andrade Treviño, señalado como hijo de Gloria Trevi, quien creció alejado de su padre y del escándalo.
Otras mujeres han afirmado haber tenido hijos suyos, pero todas las historias comparten un elemento común: el abandono.

En años recientes, nuevas demandas civiles reavivaron el interés por su figura.
En 2023, Gloria Trevi presentó una demanda acusándolo de abuso físico y emocional durante los años de mayor éxito.
Otras mujeres también recurrieron a la justicia bajo la Child Victims Act en Estados Unidos, denunciando manipulación y coerción durante su adolescencia.
Sin embargo, localizar a Andrade se ha vuelto extremadamente difícil, alimentando rumores de que se esconde deliberadamente para evitar responsabilidades legales.
Para 2024, su estado de salud se había deteriorado gravemente.
Fuentes médicas señalaron hospitalizaciones por pancreatitis aguda y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Quienes lo vieron en esos momentos lo describieron como un hombre frágil, paranoico y profundamente aislado, temeroso de ser vigilado o traicionado.
Vive con las cortinas cerradas, evita llamadas y rechaza visitas, atrapado entre la enfermedad física y el peso de su pasado.
Hoy, con casi 70 años, la vida de Sergio Andrade dista mucho de la del productor poderoso que controló el pop mexicano.
Su nombre ya no evoca éxito ni creatividad, sino silencio, controversia y preguntas sin respuesta.
Rodeado de soledad, miedo y decadencia, su historia permanece como una de las más oscuras advertencias sobre el abuso de poder en la industria del entretenimiento y el precio que, tarde o temprano, puede exigir el pasado.